martes | 16 de septiembre | 2025

inicio Editorial 11 de septiembre: Chile aún sigue dividido en 2
Editorial

11 de septiembre: Chile aún sigue dividido en 2

Publicado por: Claudio Nuñez | lunes 15 de septiembre de 2025 | Publicado a las: 20:17

Compartir esta noticia

La más reciente encuesta GPS Ciudadano de Datavoz confirma que, a más de medio siglo del Golpe de Estado de 1973, la sociedad chilena sigue partida en dos: la mitad lo considera inevitable y la otra lo rechaza, lo que revela una polarización persistente que atraviesa generaciones y desafía el relato de que “Chile cambió”.

Cada septiembre en Chile es una invitación a conversar sobre nuestra identidad: qué significa la “chilenidad”, por qué festejamos el 18 o con qué plato nos sentimos más representados. Pero junto a estas tradiciones festivas emerge, inevitable, un hito que nos divide: el 11 de septiembre de 1973.

El estudio de Datavoz ofrece una fotografía que incomoda. El 53,8% cree que el Golpe fue inevitable, mientras que un 46% lo rechaza. Más aún, cuando se preguntó por sus repercusiones, un 56,3% las considera negativas, pero un 40,6% las evalúa positivamente, cifra que sube al 53% entre los mayores de 65 años.

El hallazgo más revelador no es solo la división, sino que prácticamente todos tienen una opinión: el 99,8% de los encuestados respondió. Incluso los más jóvenes, que no vivieron la dictadura, discuten y toman postura. Este es un tema que, lejos de apagarse, sigue vivo en el debate cotidiano.

Eduardo De la Fuente, socio director de Datavoz, declaró a El Mostrador que recuerda un paralelo inquietante: las cifras se asemejan a la distribución del voto en el Plebiscito de 1988. Más de tres décadas después, parece que el país ha cambiado en su superficie, pero no en sus fracturas más profundas.

El sondeo también muestra matices que desafían las miradas binarias. Un 6,6% rechaza la idea de que el Golpe fuera inevitable, pero valora positivamente sus efectos. Esa contradicción refleja la complejidad de la memoria histórica y confirma que la opinión pública no se acomoda a discursos simplistas.

Muchos insisten en que “Chile cambió”. Hay nuevos derechos, instituciones renovadas y un país más diverso. Pero la encuesta revela que, en el núcleo de nuestra memoria histórica, la polarización persiste casi intacta.

La pregunta que emerge no es si el país cambió en sus estructuras, sino si los chilenos cambiamos de verdad en la forma en que procesamos nuestras diferencias. O si, como advierte De la Fuente, solo nos contamos un relato cómodo para creer que dejamos atrás las heridas, mientras seguimos discutiendo con la misma intensidad que hace 35 o 50 años.

A 52 años del Golpe, el gran desafío es aceptar que la memoria no es homogénea ni lineal. La mitad del país ve un acontecimiento inevitable, la otra lo condena, y millones siguen interpretando sus efectos en clave de beneficios o daños.

El espejo incómodo que nos devuelve esta encuesta es que la democracia chilena carga con cicatrices aún abiertas. Reconocerlas no significa resignarse, sino entender que la reconciliación no se decreta ni se impone: se construye en base a un diálogo honesto, uno que Chile sigue postergando.

Síguenos en Google News