Publicado por: Tiempo21 | lunes 22 de diciembre de 2025 | Publicado a las: 00:45
Entrevista al alcalde de Temuco, Roberto Neira
Una mirada territorial al nuevo ciclo político de Chile
Según el alcalde de Temuco, La ciudadanía no espera consignas ni disputas internas: exige un proyecto común, liderazgo con sentido práctico y capacidad real de gobernar desde los territorios, conectando seguridad, desarrollo y dignidad con soluciones concretas.
¿Cómo evalúa el resultado de las elecciones presidenciales y el triunfo de José Antonio Kast, considerando el alto apoyo que obtuvo en la región?
El resultado era esperable y estaba dentro de los análisis que manejábamos, particularmente desde la capital regional. Tras la primera vuelta, los números eran bastante claros: era muy difícil que la candidata Jara pudiera revertir el escenario, considerando que la suma de los apoyos de otros candidatos provenía mayoritariamente del mundo de la centroderecha y la derecha.
Se especuló con que los votos del candidato Parisi podrían inclinarse hacia la candidatura de Jara, pero en la práctica ocurrió lo contrario: se trasladaron en mayor medida hacia José Antonio Kast, lo que terminó generando una derrota significativa para nuestro sector.
Creo que esta derrota comienza antes, cuando Carolina Tohá pierde la primaria. Ahí se evidencia una carencia de discurso de modernización en la centroizquierda. Ese es el vacío que hoy debemos abordar con seriedad, impulsando una nueva plataforma política amplia, que puede organizarse como una federación o una unión de distintas sensibilidades políticas y sociales.
Desde el trabajo cotidiano en los gobiernos locales uno entiende por qué se pierde la confianza ciudadana. Cuando recorremos los barrios y escuchamos a las personas, aparecen con claridad sus frustraciones, sus miedos, pero también sus esperanzas. Y uno constata que se ha perdido una sensación básica de seguridad en los barrios del país. Eso es real, más allá de cómo las campañas políticas exacerban el tema.
En ese contexto, el pragmatismo del candidato Kast caló profundamente. Como dijo el académico Carlos Peña: “poco contenido, pero gran sentido práctico”. Y eso interpela directamente a quienes gobernamos ciudades. Los alcaldes tenemos que ser prácticos en las soluciones, incluso en la forma en que comunicamos lo que hacemos.
No comparto la tesis de que Chile se haya derechizado ideológicamente. Más bien creo que Chile dejó de ser un país ideologizado. Hoy la ciudadanía demanda soluciones concretas a problemas cotidianos: seguridad, crecimiento económico y desarrollo social, entendiendo que este último no puede ir separado del crecimiento económico.
Usted se define como parte del centro progresista. Desde esa mirada, ¿cree que ese sector aún tiene complejos para abordar el tema de la seguridad?
Sí, creo que todavía existen muchos complejos. Siempre recuerdo una entrevista al expresidente español Felipe González, que lamentablemente fue poco leída por los sectores más progresistas. Él señalaba que a la centroizquierda le ha costado hablar de seguridad debido a su historia, marcada por dictaduras y persecuciones políticas. Pero el mundo cambió.
Hoy, cuando una persona tiene miedo de salir de su casa, de ir a una reunión vecinal o de llevar a su nieto a una plaza, lo que se restringe es su libertad. Por eso hoy la seguridad es sinónimo de libertad.
Desde esa convicción impulsamos en Temuco planes de seguridad que rompieron esquemas, como la instalación de detectores de metales en escuelas públicas y la implementación de patrullas escolares. Estas medidas fueron cuestionadas inicialmente, pero hoy están siendo consideradas a nivel legislativo y probablemente se transformarán en ley.
Eso demuestra que la seguridad no se agota en tener más policías. Tiene que ver con el respeto a la libertad de las personas, con anticiparse a los problemas y con atreverse a poner temas difíciles sobre la mesa. Chile hoy es un país mucho más fluctuante políticamente. No debería sorprendernos que en cuatro años más el péndulo vuelva a moverse.
La ciudadanía es crítica, exige inmediatez, mientras el Estado es lento, burocrático y regulado. En ese contexto, los discursos pragmáticos conectan mejor. El fenómeno Parisi, por ejemplo, se entiende cuando uno conversa con una persona común, que trabaja todo el día y escucha a alguien que le habla de forma directa, cotidiana y sin rodeos.
No se trata de populismo. Se trata de recuperar el sentido práctico de la política y de aprender a comunicar mejor lo que hacemos, de manera cercana y comprensible. Pero, en el fondo, lo que necesitamos es una renovación profunda de ideas, de liderazgos y de programa. Seguridad, sí, pero también empleo digno, no precario. Y ahí aparece la necesidad de reinventarnos como país y como regiones, atrayendo industrias tecnológicas, como lo estamos haciendo en Temuco, para fortalecer la economía y generar mejores oportunidades.
Usted ha hablado de modernizar el Estado y desburocratizarlo. ¿A qué se refiere concretamente?
Hay tres ejes fundamentales. Primero, la economía digital. Temuco y La Araucanía, históricamente ligadas a la agricultura y los servicios, pueden transformarse en polos de desarrollo tecnológico que generen empleo, especialmente para los jóvenes.
Segundo, la empleabilidad digna, con mejores salarios y condiciones laborales. Y tercero, la modernización del Estado: digitalizarlo, hacerlo más eficiente, cercano y oportuno.
Cuando hablamos de ciudades inteligentes no hablamos de ciencia ficción. Hablamos de soluciones concretas: transporte público planificado mediante aplicaciones, telemedicina, call centers municipales, consultorios digitales. Eso es lo que realmente le importa a la ciudadanía: que sus problemas se resuelvan.
Una ciudad inteligente no es un concepto abstracto. Se construye cuando un vecino puede saber, desde su celular, que la micro pasará en cinco minutos; cuando accede a una consulta médica sin largas esperas; cuando el municipio responde. Eso es calidad de vida.
Hoy la economía digital ya no es una promesa futura, es una realidad. Y el Estado tiene que adaptarse. En Temuco llevamos años implementando telemedicina, fortaleciendo los CESFAM y mejorando la atención. Esa es la modernización que la gente valora: la que impacta directamente en su vida cotidiana.
¿Qué rol debería cumplir la oposición frente al nuevo gobierno de José Antonio Kast?
Debemos ejercer una oposición responsable, institucional y constructiva. Chile ya vivió un quiebre profundo con el estallido social, del cual no ganó nadie. Dos procesos constitucionales extremos fueron rechazados por la ciudadanía.
Hoy el país quiere acuerdos, estabilidad y respeto institucional. Ser oposición constructiva no significa renunciar a las convicciones, sino defender con firmeza lo que se ha avanzado, dentro del marco democrático.
Comparto plenamente lo que ha planteado el senador Francisco Huenchumilla: hay que defender los derechos sociales conquistados. Eso no es inmovilismo ni confrontación permanente; es resguardar esos avances con inteligencia, diálogo y adaptación a los nuevos tiempos.
Desde los territorios sabemos que los derechos sociales se expresan en salud, educación, seguridad y oportunidades reales. La ciudadanía no quiere extremos ni aventuras autoritarias. Quiere tranquilidad, trabajo, seguridad y un Estado presente pero equilibrado. Esa es la oposición que el país espera.
Si tuviera una audiencia con el presidente electo, ¿cuáles serían las prioridades que le plantearía para Temuco?
Lo primero sería felicitarlo y desearle éxito. Ha sido elegido democráticamente y hoy es el presidente de todos los chilenos. Desde ahí, mi responsabilidad como alcalde es llevar propuestas concretas y una visión de ciudad.
Temuco avanza hacia sus 150 años como capital regional de una zona estratégica y compleja. Sabemos que la confrontación extrema no ha dado resultados. Hoy se requiere unidad y trabajo conjunto.
Le plantearía que estamos impulsando proyectos estratégicos camino a ese aniversario, siendo el principal la recuperación integral del Mercado de Temuco, junto a otras iniciativas que serán articuladas mediante un comité ejecutivo que convocaremos en febrero, en el marco de nuestro aniversario 145.
Esperamos que el Estado y el Gobierno acompañe este proceso. Temuco es una ciudad joven, con enorme potencial, que genera servicios, empleo y dinamismo regional. Necesitamos infraestructura e inversión para seguir avanzando.
¿Cómo ve el futuro de la centroizquierda y del progresismo en Chile?
Este momento exige una reflexión profunda y un ejercicio real de unidad. La fragmentación ha debilitado nuestra capacidad de representar un proyecto con sentido para la ciudadanía.
Se vuelve indispensable avanzar hacia una alianza estratégica amplia, que convoque a fuerzas democráticas históricas, junto a independientes y liderazgos territoriales. No desde la nostalgia, sino desde la responsabilidad histórica de construir gobernabilidad y futuro.
Desde ciudades como Temuco, la gente espera acuerdos, no disputas internas. El progresismo solo volverá a ser una alternativa real si logra articular un proyecto común, unitario y profundamente conectado con las necesidades reales de las personas.