La escasez de trabajadores en el sector agrícola chileno se ha convertido en un problema económico relevante. Según Antonio Walker, presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), la fuerza laboral nacional no es suficiente para cubrir las labores del campo, lo que pone en riesgo tanto la producción como las exportaciones agrícolas del país.

El sector agrícola genera alrededor de un millón de empleos directos y una cantidad significativa de puestos indirectos, sosteniendo exportaciones por más de US$13.500 millones anuales. Walker advirtió que la temporada de cosecha, por ejemplo de cerezas, requiere de cientos de miles de trabajadores, y que sin la participación de inmigrantes, muchas labores intensivas quedarían sin cubrir, afectando la productividad y los ingresos del sector.

El dirigente sostuvo que, ante esta realidad, se hace necesario implementar procesos acotados de regularización de inmigrantes irregulares que ya aportan a la economía, especialmente aquellos con antecedentes limpios y vínculos laborales o familiares claros. Esta medida, dijo, busca asegurar la continuidad de la producción agrícola sin afectar la estabilidad del mercado laboral nacional.

Walker destacó que esta situación no es única de Chile, sino un fenómeno global, y que enfrentarla requiere un enfoque práctico y realista que combine seguridad jurídica para los trabajadores y estabilidad económica para las empresas del agro.