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Dr. Miguel Ángel Solar y entrevista a Hugo Herrera: “Es necesario una profunda reforma de modo evitar que el dinero controle la política”

Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 22 de octubre de 2023 | Publicado a las: 09:31

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“En chileno, ‘el que pone la plata pone la música’ y la desigualdad económica produce desigualdad política y en un círculo vicioso mantiene o incremente más desigualdad económica. Lo anterior desprestigia a la política y al dinero”.

“El parlamento sufre desde hace muchos años una de las mayores desconfianzas de la ciudadanía en Chile. Si el corazón del sistema político, la ‘sala de máquinas’ del estado chileno, padece tal falta de legitimidad, ello impide construir acuerdos socialmente sólidos”.

El Dr. Solar, en nota enviada a Hugo Herrera y a este medio, propone: “Una sola Cámara, 180 distritos electorales de más o menos 100.000 habitantes por territorio, (comuna o fracción o suma de ellas) y sistema mayoritario. El diputado que salga elegido se obliga a todos y ello acaba con el clientelismo”.

“Nuestra estructura política representativa está definida para estar alejada de la gente. Yo me precio de tener más de 40 años de medicina en el cuerpo y de ser un profesional competente en mi área y hubiera esperado alguna vez ser consultado por un parlamentario en lo que se refiere a la medicina, pero jamás me consultaron: las leyes se hacen a una gran distancia de la vida concreta de las personas”, señaló el Dr. Miguel Ángel Solar al diario La Tercera el 24 de octubre de 2012.

Su trayectoria como dirigente político universitario es largamente conocido y más aún como médico. Consecuente con su vocación y absoluto compromiso con la salud de los más pobres y especialmente de los mapuches, a quienes atiende como especialista en salud familiar. Estudioso, lleva una vida comprometida con el análisis de la realidad política nacional y ello lo llevó a leer la entrevista que en la edición 775 de Tiempo21 al abogado, académico y filósofo. El Dr. Solar Silva reaccionó a la entrevista “Hugo Herrera, analista político y la búsqueda para salvar proceso constituyente: La prevalencia de Republicanos ha dificultado la discusión”.

En la nota, el académico señala que se debe “recomponer una relación de cercanía entre los discursos y las élites, por un lado, y la situación popular concreta, por otro. En términos más específicos: fortaleciendo la institucionalidad territorial, produciendo mega-regiones, un regionalismo fundamentalmente político, con competencias que las vuelvan capaces de solucionar eficazmente sus problemas más acuciantes. Eso mismo volvería más atractivas las regiones para las propias élites, y el contacto con los gobernados podría volverse menos afectado, más paisano y habitual”.

Más adelante, Herrera afirma –en lo ideológico- “Es urgente que la derecha y la izquierda revisen sus posiciones más recalcitrantes y toscas: la derecha su énfasis en la gestión y la economía, que le impidió entender simplemente lo que estaba ocurriendo el 18 de octubre. La izquierda, de su lado, debe dejar atrás el ejercicio adolescente de moralizar la política, decretando a ciertas instituciones como el mercado y ciertas posiciones políticas como malas o egoístas, así como de pensar en el adviento de una situación comunista”.

Frente a esos párrafos y a la entrevista misma, el Dr. Solar reaccionó y envió a Hugo Eduardo Herrera y a este medio, su propuesta para reformar el parlamento. “Se hace necesario una profunda reforma de modo evitar que el dinero controle la política, lo cual desprestigia a la política y también al dinero, pues la ganancia de este último puede pasar a depender de conseguir leyes que favorezcan a ciertos productores y no del reconocimiento del consumidor del bien o servicio como bueno y barato.

En chileno, ‘el que pone la plata pone la música’ y la desigualdad económica produce desigualdad política y en un círculo vicioso mantiene o incremente más desigualdad económica. Lo anterior desprestigia a la política y al dinero”. La propuesta de Miguel Ángel Solar es la siguiente:

REFORMA PARLAMENTO

En las sociedades modernas es el parlamento donde se generan las leyes o normas sociales efectivas que regulan la reproducción social y la producción de bienes y servicios, pues ellas cuentan con la legitima coerción para hacerlas cumplir; ¿pero ¿cuál es la situación actual de la institución que hace las normas sociales?

El parlamento sufre desde hace muchos años una de las mayores desconfianzas de la ciudadanía en Chile. Si el corazón del sistema político, la ‘sala de máquinas’ del estado chileno, padece tal falta de legitimidad, ello impide construir acuerdos socialmente sólidos. La desconfianza solo es superada por los partidos políticos, tal vez por ser organizaciones privilegiadas para elegir los senadores y diputados.

¿Cuál es la causa de la situación descrita?: la lejanía de los parlamentarios de los territorios pues sus distritos electorales son de gran magnitud y ello les impide la relación cercana con la ciudadanía y sus organizaciones.

La distancia física del representante con el representado por las estructuras electorales con distritos de gran tamaño para elegir el parlamentario hace obligatorio a los candidatos disponer de cuantiosos recursos monetarios, generándose condiciones para que el dinero mande y las normas no cambien y se mantenga una retribución al trabajo que no reconozca la productividad de los sectores sociales con menos ingresos.

Se hace necesario una profunda reforma de modo evitar que el dinero controle la política, lo cual desprestigia a la política y también al dinero, pues la ganancia de este último puede pasar a depender de conseguir leyes que favorezcan a ciertos productores y no del reconocimiento del consumidor del bien o servicio como bueno y barato.

En chileno, ‘el que pone la plata pone la música’ y la desigualdad económica produce desigualdad política y en un círculo vicioso mantiene o incremente más desigualdad económica. Lo anterior desprestigia a la política y al dinero.

En el caso de Chile los datos estadísticos de gasto electoral muestran correlación entre más gasto y más votos. Dicho hecho aumenta aún más si se trata de reelección.

Lo anterior influye en mayor o menor medida en todo el espectro ideológico y partidario generando una relación entre representante y representado de tipo clientelar: yo doy el voto dice el elector en la expectativa de recibir una retribución posterior de tipo normativa o material, muchas veces con poca relación con la construcción de un bien común en los distritos.

La debilidad de representación que produce la generación actual del poder soberano produce muchos parlamentarios con escasa votación, a veces menos de un 0.5 % del electorado, y por ende reconocimiento social, ya que son ‘arrastrados’ por otro/a candidata/o con muchos votos, el cual, por otra parte, tiene gran respaldo a su persona mucho más allá de su filiación partidaria, porque como la mayoría de la gente dice: “yo voto por la persona” .

En la actual conducta electoral mucha gente no vota por sus tradicionales adhesiones ideológicas, lo cual está mostrando que en Chile hemos llegado a un nuevo consenso: construir una sociedad de oportunidades para todos, con mercados de bienes y servicios más o menos regulados, los cuales junto con ‘venerar’ la naturaleza también generen una convivencia social que respete la vida humana. Lo anterior requiere profundas reformas del capitalismo y del estado como forma expresión jurídica de Chile.

Si lo anterior es así, cada ciudadano se expresará en los eventos democráticos eligiendo a la mejor persona para construir un bien común que está claro como meta, pero es de toda conveniencia que las diversas ofertas políticas compitan en una ‘cancha’ accesible para todos y que además de ‘buena sea barata’, por qué si no, no sería accesible y para todos.

¿Qué hacer?

Una sola Cámara, 180 distritos electorales de más o menos 100.000 habitantes por territorio, (comuna o fracción o suma de ellas) y sistema mayoritario. El diputado que salga elegido se obliga a todos y ello acaba con el clientelismo y genera unidad local y poder popular, todo lo cual construye fuerza para la autonomía descentralizadora de los territorios.

El parlamentario o parlamentaria que se elija con la mayoría, 50+1, al otro día de las elecciones pasa servir a todos en su territorio y no solo en conceder ventajas a los que votaron por él o por ella y así construye el bien común que requiere la colaboración de todos.  

Distritos uninominales mayoritarios cuyo tamaño lo hiciera accesible a los mejores del territorio para competir por el ‘cupo’ genera en la base de la sociedad una dinámica que estimula a la mayoría a buscar acuerdos con la minoría. Así cada representante a la ‘sala de máquina’, se presenta ante al poder ejecutivo, (un importante contrapeso), con el respaldo orgánico y no solo electoral de su localidad o territorio. Allí entonces podrán generarse, con gran arraigo, las normas que rijan nuestra convivencia. Es lo que sucede en el ámbito municipal con la figura del alcalde que una vez elegido, busca representar a toda la comunidad en lo referente a la gestión comunal.

Es en el espacio local donde es más posible construir una sólida cultura democrática que invada toda la sociedad y en la cual el respeto de las minorías es un componente central, pues en términos reales la ‘dizque’ mayoría, siempre es la minoría más fuerte la que construye la alianza que la hace mayoría en función de objetivos políticos con ‘vencimiento’ seguro.

Se trata de una nueva institucionalidad que represente la Soberanía Nacional y un desafío para los Partidos Políticos que deben Re-concursar.

Tal propuesta contaría con el apoyo de los alcaldes de Chile pues los parlamentarios serían también sus representantes a la cámara soberana. Los jefes municipales son autoridades más legitimadas y cuando yerran, la comunidad puede apelar al Tricel y destituirlos.

Lo anterior no quita que la representación ‘clientelista’ del parlamento actual también daña la gestión municipal, pues obliga a los alcaldes a parcializarse con los intereses, valga la repetición, ‘clientelísticos’ de algún parlamentario para que actúe como gestor a nivel central tanto para la inversión pública como a la gestión de servicios. En términos concretos los alcaldes deben escuchar más sus parlamentarios que a su comuna. 

El diputado o diputada que salga elegido en un distrito de 100 mil habitantes, en una campaña electoral que pudo hacer ‘de a pie’ y por ende ‘buena y barata’, al otro día de las elecciones pasa servir a todos en su territorio y no solo en conceder ventajas a los que votaron por él o por ella. Así construye el bien común, acaba con el clientelismo y genera unidad local, todo lo cual edifica fuerza para la autonomía descentralizadora de los territorios.

Finalmente, un agregado y un pronóstico:

Los Consejos Regionales, cuyos miembros también son elegidos por grandes distritos electorales similares a los de los diputados al parlamento y que por ende en campañas caras también sufren similar resultado ‘clientelístico’.  En su caso tienden a asociarse con el gobierno regional y no lo fiscalizan. Dado lo anterior cabría asignar a los Consejos Regionales tareas normativas y de fiscalización de los gobiernos regionales y que su composición sea integrada por los mismos 180 representantes a la Cámara Única Nacional, lo cual fortalecería el regionalismo.

Dado el gran liderazgo del mapuche y de las mujeres a nivel local, como ya se expresa a nivel del municipio, es probable que la conformación del soberano contenga más representación de mapuche y mujeres.

¿Antecedentes en el Derecho Comparado?; la Cámara de los Comunes en el Reino Unido y El Parlamento de Coz Coz en el Pueblo Mapuche.

Miguel Angel Solar

Temuco, 30 de septiembre del 2023


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