En un acto de alto simbolismo y desafío a la directiva de la Democracia Cristiana, el Presidente electo José Antonio Kast visitó nuevamente a Eduardo Frei Ruiz-Tagle. Mientras el expresidente enfrenta un proceso de expulsión en la Falange por sus gestos al líder republicano, Kast blindó la figura de Frei tratándolo de «Presidente» y posicionándolo como un asesor clave en materia de inversión extranjera.

La estrategia de Kast busca «puentear» a las directivas partidarias de la centroizquierda, apelando directamente a la figura de los exmandatarios para dotar de estabilidad a su futuro gobierno. El anuncio de una próxima cita con Michelle Bachelet busca neutralizar las críticas de «aislacionismo» y cimentar una transición que el propio Kast define como «mirando a Chile hacia el mundo».

La residencia de los Frei-Larraechea en Las Condes se convirtió, por segunda vez en menos de un mes, en el epicentro de la política nacional. En una reunión que se extendió por más de una hora, el Presidente electo José Antonio Kast y el exmandatario Eduardo Frei Ruiz-Tagle ratificaron una alianza táctica que trasciende los colores partidarios. El encuentro ocurre en el momento más tenso para Frei dentro de la Democracia Cristiana, apenas dos días después de que presentara sus descargos ante el Tribunal Supremo del partido, que mantiene su militancia suspendida por haber recibido a Kast antes del balotaje contra Jeannette Jara.

Durante el punto de prensa, Kast utilizó un tono de máxima deferencia, llegando a afirmar: “Aquí solo había un presidente en este momento, que es el presidente Frei”. El líder republicano centró su reconocimiento en la trayectoria internacional del democratacristiano, destacando su capacidad para atraer inversión y generar empleo. Para Kast, el consejo de Frei es un activo estratégico para recuperar el crecimiento económico, un pilar que espera fortalecer mediante una política exterior que evite «conflictos en otras latitudes» y se centre en el bienestar nacional.

Por su parte, Eduardo Frei se mostró impasible ante la causa disciplinaria que instruye la mesa de Francisco Huenchumilla. «Como expresidente siempre he trabajado por Chile y voy a seguirlo haciendo», sentenció, subrayando que su disposición a colaborar es con la institución de la Presidencia, no con una coalición específica. Este gesto de «autonomía política» ha sido interpretado como un quiebre definitivo con la actual conducción de la DC, que lo acusa de traicionar los lineamientos que apoyaban la opción oficialista.

La jornada cerró con una sorpresa política: Kast anunció que extenderá esta ronda de consultas a la expresidenta Michelle Bachelet y, eventualmente, a Gabriel Boric una vez que este entregue el mando en marzo. Al invocar el nombre de Bachelet para pedir consejos sobre «estabilidad y seguridad», Kast busca proyectar una imagen de estadista inclusivo, intentando suavizar las tensiones con la oposición y asegurando que «Chile puede volver a crecer con todos» si se respetan las normas constitucionales y el buen trato republicano.