Mientras la asociación de funcionarios estima en 65 las desvinculaciones, la universidad reconoce 38 contratos no renovados, asegurando que no forman parte del plan de ajuste financiero supervisado por la Superintendencia.

Tensión en la UFRO: Incertidumbre laboral marca el cierre del año académico

La crisis financiera y administrativa que atraviesa la Universidad de La Frontera (UFRO) suma un nuevo capítulo de fricción interna. A pocos días de finalizar el 2025, la Asociación de Funcionarios (AFUF) ha encendido las alarmas al proyectar que al menos 65 trabajadores de diversas áreas no continuarán en sus funciones para el periodo 2026.

La cifra, aunque estimada por los gremios ante la falta de una directiva titular —que se definirá en elecciones el próximo 6 de enero—, contrasta con los datos oficiales entregados por la institución. A través de un comunicado, la UFRO ratificó la no renovación de 38 contratos, detallando que 18 de ellos correspondían a proyectos específicos con fecha de término.

¿Ajuste financiero o gestión interna?

Uno de los puntos más polémicos radica en la naturaleza de estas desvinculaciones. Desde la rectoría aseguran que estos despidos no forman parte del plan de reajuste financiero que actualmente supervisa la Superintendencia de Educación Superior (SES). Sin embargo, para los trabajadores, la distinción técnica importa poco frente al impacto operativo: la salida de personal está derivando en una evidente sobrecarga laboral.

Natividad Novoa, representante de los funcionarios, advirtió que quienes permanecen en la institución, tanto administrativos como académicos, están absorbiendo las funciones de los despedidos, repitiendo el complejo escenario de noviembre del año pasado cuando cerca de 300 personas dejaron la universidad.

Calidad académica en juego

Desde la Asociación Gremial de Académicos, su presidente Edgardo Parra confirmó que la crisis ha obligado a aumentar las cargas semestrales para asegurar la continuidad de las clases. El desafío es mayúsculo: la UFRO se encuentra en pleno proceso ante el Consejo Nacional de Educación para recuperar su excelencia académica, en un contexto donde el capital humano parece estar al límite de su capacidad.

La situación en la Fudea (Fundación de Desarrollo Educacional y Tecnológico), donde se han denunciado sueldos e imposiciones impagas, suma otra capa de complejidad a una crisis que parece lejos de resolverse y que mantiene en vilo a la comunidad educativa más grande de la región.