En un documento de 18 páginas, el exministro y estandarte del oficialismo, Giorgio Jackson, realizó un profundo «mea culpa» sobre los errores que hundieron la gestión de Gabriel Boric y pavimentaron el triunfo de José Antonio Kast. Jackson tildó de «torpes» sus propios dichos sobre la superioridad moral y calificó los casos Convenios y Monsalve como «bombazos» que destruyeron la confianza ciudadana.

La misiva, titulada «El fin de un ciclo, ¿Qué esperar ahora?», no solo busca redimir su figura, sino marcar la hoja de ruta para un Frente Amplio que se prepara para ser oposición. El texto ha generado un terremoto interno: mientras figuras como Noam Titelman valoran la «autocrítica dolorosa» para generar un legado, otros sectores del oficialismo miran con recelo un análisis que desnuda las fisuras éticas y estratégicas de la coalición.

La derrota de Jeannette Jara en las presidenciales ha desatado una cacería de reflexiones en el oficialismo, pero ninguna tan punzante como la de Giorgio Jackson. El exministro de la Segpres y Desarrollo Social envió a su militancia un extenso análisis donde disecciona los «errores no forzados» que, a su juicio, crearon una sensación de «frivolidad» en torno al uso de los cargos públicos. Jackson no escatimó en dureza personal: reconoció que su gestión en la Segpres fue una «barrera para las confianzas» y admitió que sus polémicas declaraciones sobre la «escala de valores» superior de su generación fueron un error político de proporciones.

El documento recorre cronológicamente los hitos que debilitaron la administración Boric, desde el fallido viaje a Temucuicui hasta los «desprolijos» indultos y el fracaso de la reforma tributaria. Sin embargo, Jackson pone especial énfasis en lo que denomina «bombazos a la línea de flotación»: el Caso Convenios y el Caso Monsalve. Para el frenteamplista, estos episodios no solo fueron fallos administrativos, sino ataques directos a la promesa de probidad con la que el Frente Amplio llegó al poder, alimentando una percepción de «inconsistencia o travestismo político» entre sus votantes.

Las reacciones en el sector no se hicieron esperar. Mientras la ministra de la Mujer, Antonia Orellana, valoró el documento como un insumo genuino para el debate interno, la vocera de Gobierno, Camila Vallejo, tomó distancia, separando la autocrítica de Jackson del resultado electoral de diciembre. Por su parte, el economista Noam Titelman destacó que Jackson «le tapó la boca» con una reflexión que, por ser dolorosa, resulta verdadera. Para La Araucanía y las regiones del sur, este «mea culpa» resuena con fuerza, ya que Jackson admite que la incapacidad de conciliar confianzas y los errores en zonas de conflicto —como el inicio de la gestión en La Araucanía — fueron factores determinantes en la desconexión del Ejecutivo con el Chile real.