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Opinión

Editorial: Las listas de espera

Publicado por: Claudio Nuñez | domingo 1 de agosto de 2021 | Publicado a las: 12:22

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Temuco, que corre con grandes pasos a las 400 mil personas, debe ser satisfecha en sus demandas de salud. Las clínicas privadas no están al alcance de gran parte de la población y parece que pronto se deberá a comenzar a estudiar en un nuevo centro de salud público para atender a sus habitantes.

Nuestro Hospital Hernán Henríquez Aravena, debe ser uno de los recitos asistenciales más completo de la zona sur del país. Es cosa de observar cómo en sus diferentes especialidades, muchas pacientes provienen desde Temuco al sur y siempre se puede advertir que sus cuadros clínicos son complicados, tanto, que esos pacientes deben permanecer largos períodos en este establecimiento, soportando el alejamiento de sus seres queridos.

Siempre ha sido así. Creemos que desde su nacimiento, el Hospital Regional de Temuco –así era llamado- crecía con enorme velocidad. Debe ser porque la ciudad desde su nacimiento, registró un constante y permanente crecimiento, donde la actividad agrícola, ganadera y forestal se transformó en vigorizantes ejes de productividad y con ellos, cientos y miles de trabajadores se establecieron en la ciudad como en las comunas adyacentes.

Luego, el nacimiento de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Frontera en las décadas del 70 y 80, dieron un renombrado impulso a este Hospital Regional, que con el retorno de la democracia pasó a llamarse Dr. Hernán Henríquez Aravena, en reconocimiento a su director en septiembre de 1973, detenido, torturado y fusilado en 1973, ha generado generaciones de profesionales de la salud, que han asumido en diferentes  centros de salud de la ciudad, la región y el país.

Con los años, el prestigio de nuestro principal centro de salud de la región ha crecido gracias al aporte de profesionales y funcionarios. Junto con la actividad académica, han permitido altos grados de especialización y con ello, miles de pacientes han logrado una atención de calidad en las más diversas especializadas.

Pero, mientras nuestro principal centro de salud es altamente cotizado por sus avances tecnológicos y científicos,  en la misma ciudad cuna de este cotizado hospital, sienten que sus especialistas y el complejo hospitalario mismo, deben esperar meses y años para obtener atención. Sus oficinas administrativas y clínicas se encuentran saturadas por pacientes que –en muchas situaciones- fallecen a la espera de atención médica.

Esta es una materia que debe ser enfrentada con prontitud. No sabemos a cuántos llega el número de pacientes que soportan años de espera. Sabemos que hace algunos días, en Iquique su principal hospital informó a quienes integran sus listas de espera, una fecha para sus intervenciones quirúrgicas, por ejemplo. Un trabajo de equipo ha permitido a su dirección estimar y comprometer su palabra para terminar con el grave flagelo de las listas de espera, que de tanto repetirse, se enraízan como una situación “normal” y que no hay recursos para enfrentarlas.

A lo largo de décadas, sus diferentes administraciones realizan esfuerzos sobrehumanos para superar el grave dilema de las listas de espera, que a partir de 2020 aumentó y agravó esta condición, por la pandemia que postergó a miles, para salvar a otros miles de esta grave pandemia que ha conmovido a todo al mundo.

En las actuales circunstancias, parece difícil llegar a una solución para satisfacer la demanda, porque mientras cientos de pacientes de la región y la zona sur llegan tras la búsqueda de tratamientos clínicos, otros tantos de la misma ciudad tienen que buscar atención en centros de mediana complejidad en comunas de la región. Al menos, logran tratamientos en los flamantes hospitales de Victoria, Lautaro, Nueva Imperial, Pitrufquén, Padre Las Casas y pronto en Villarrica.

Nuestra ciudad, que corre con grandes pasos a las 400 mil personas, debe ser satisfecha en sus demandas de salud. Las clínicas privadas no están al alcance de gran parte de la población y parece que pronto se deberá a comenzar a estudiar en un nuevo centro de salud público para atender a sus habitantes.


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